La Figura de Dicción Metonimia conforme se Emplea en la Biblia

[¡Éste es un extracto de Capítulo Cinco de nuestro libro ¡No Culpen a Dios!]

No hay duda que la Biblia está repleta de ejemplos en los que Dios actúa en formas que parecen contradecir Su naturaleza amorosa, sin mencionar que ofende nuestro sentido de decencia, de justicia, y sentido común. Estos ejemplos deben ser cuidadosamente analizados y sopesados en contra de toda la revelación bíblica, así como también compararlos a todas las Escrituras claras que revelan la inherente bondad, justicia, y amor de Dios.

El aprendizaje es una aventura apasionante, especialmente cuando lo que usted aprende es fundamental para su relación con el Creador de los cielos y la tierra. En las matemáticas, el cálculo le permite lograr cosas muy beneficiosas que usted no puede hacer sólo conociendo el álgebra. Aún el álgebra es un requisito previo para la geometría, la geometría para la trigonometría, y la trigonometría para el cálculo. El cálculo no tendrá sentido sin estos otros temas fundamentales.

En este artículo vamos a examinar a fondo el tema de las figuras de dicción – legítimas construcciones gramaticales utilizadas por un autor por razones de énfasis. La mayoría de la gente ha sido enseñada poco, o casi nada, acerca de las figuras de dicción, pero el que uno desconozca algo no lo invalida. Depende de la persona aceptar el reto de aprender lo que sea del tema y, luego, aplicar su conocimiento para el beneficio práctico.

Aunque este artículo puede ser un reto para usted, aprender lo que se va a exponer es indispensable para comprender la bondad de Dios, y por lo tanto, su fe y su amor por Él. Le animamos a proseguir con expectación agresiva.

Si alguna vez está verdaderamente dispuesto a comprender el corazón de la Palabra de Dios, cada lector de la Escritura debe entender que sus páginas están enfatizadas con figuras de dicción. En este lenguaje figurativo, las palabras utilizadas no quieren decir lo que querrían decir si fueran tomadas literalmente. Por ejemplo, Isaías 11:12 (RV60) habla de reunir personas de “…los cuatro confines de la tierra”. Esta declaración obviamente no puede ser tomada literalmente, con todo, su significado es claro.

Al lector se le anima fuertemente referirse al trabajo de E. W. Bullinger Figuras de Dicción Usadas en la Biblia para que comience a percibir la amplia variedad de figuras que Dios emplea. Damos particular atención a la Heterosis, la Metonimia, y el Idiotismo, porque estas figuras muestran cuanto puede cambiar el uso habitual de las palabras en el momento utilizado por el Autor de la Escritura.

Como veremos, la metonimia y el idiotismo, en particular, tienen las claves para comprender muchos de los pasajes difíciles que parecen contradecir la naturaleza amorosa de Dios. Como afirmé anteriormente, el lector debe percibir los diversos recursos literarios que Dios utiliza en el texto. Simplemente no existe una sola explicación que, luego, será cierta en cada caso. Por ejemplo, Dios usa diversas formas de metonimia e idiotismo considerando el tema con el cual tratamos.

La figura de dicción metonimia implica el cambio de sustantivos o verbos, donde un sustantivo o un verbo se ponen por otro verbo o sustantivo relacionado. La palabra “metonimia” viene de meta, indicando cambio, y onoma, un nombre (o en la gramática, un sustantivo). La metonimia es una figura de dicción popular con una amplia variedad de usos. “La Casa Blanca dijo hoy…” es un ejemplo contemporáneo en el cuál el Presidente de los Estados Unidos y su personal quedan representados por el edificio que ocupan. Cuando decimos, “Dame una mano,” es la figura de metonimia donde “la mano” representa las muchas formas útiles en que la mano puede ayudar.

Como veremos, la metonimia está totalmente envuelta en la comprensión de muchos de los versículos que dan la impresión de que Dios es la causa directa y activa de circunstancias negativas. La metonimia tiene muchas formas y los ejemplos bíblicos que nos conciernen aquí son aquellos relacionados con los conceptos de causa y efecto, permiso y profecía. En el Antiguo Testamento, Dios frecuentemente se revelaba a Sí Mismo como el autor de tanto lo bueno como lo malo. En consecuencia, “Dios” frecuentemente es puesto por metonimia como la causa de acontecimientos que fueron en verdad ingeniados por el Diablo.

Para tener una mejor comprensión de las complejidades de causa y efecto, permítanos considerar el caso del Sr. X que se emborrachó en una fiesta una noche y, luego, se dirigió a su casa en su carro, conduciendo muy por encima de la velocidad permitida en una carretera principal de doble vía. Un coche que venía, dobla a la izquierda enfrente de él, pero la percepción deteriorada del Sr. X causa que él malinterprete la distanciar y vira para evitar al otro carro. Él pierde el control de su carro, golpea un pilar del puente de concreto, y muere.

Un policía llegando a la escena podría decir que el exceso de alcohol fue la causa de la muerte del Sr. X. Su familia podría decir que el conductor del otro coche fue la causa. El informe del médico forense probablemente concluiría que murió porque él voló por el parabrisas y su cabeza se golpeó con el concreto.

En cierto sentido, cada una de las declaraciones es válida, aunque el informe del médico forense parece ser la que más refleja exactamente la razón por la cual el Sr. X falleció. ¿No obstante, “mató” el concreto al Sr. X? No, en el sentido activo en el cuál la persona “asesina” a otro. Aunque el concreto fue la causa final de su muerte, si él hubiese chocado con un enorme montón de colchones en lugar de un objeto inamovible, él podría haber sobrevivido. No obstante, entendemos que la causa real de su muerte fue algo más que el pilar de concreto, el cual no decidió saltar en su camino. La causa real fue todo lo que le hizo perder el control de su coche, lo cual en su caso, fue el deterioro excesivo de sus facultades y de su juicio.

Se dice que alguien “no puede quebrantar” las leyes de Dios, sino que sólo él mismo se quebranta en su contra porque ellas son “objetos inamovibles.” Dios ha establecido el universo para funcionar según muchas leyes y principios que Él dijo que eran muy buenos (Gen. 1:31). En realidad, las leyes físicas no se quebrantan. Un agricultor que hace caso omiso de los principios de fertilidad del suelo eventualmente quedará en la calle. El lavacristales con una actitud arrogante hacia la seguridad, cuya cuerda desgastada se rompe mientras él cuelga del techo de un edificio de gran altura, será, por la ley de gravedad, groseramente presentado a un peatón confiado.

También existen leyes espirituales. Por ejemplo: cosechamos lo que sembramos; Las malas compañías corrompen las buenas costumbres; El pecado separa al hombre de Dios. Cuando “quebrantamos” estas leyes, ya sea a sabiendas o por ignorancia, en verdad no las quebrantamos, más bien, nos quebrantamos nosotros mismos. ¿Es culpable Dios porque Él estableció estas leyes en su justo lugar? No, al igual que una carretera principal no es responsable por las fatalidades causadas por automovilistas borrachos que chocan con los soportes de concreto del puente.

En la Biblia, más especialmente en el Antiguo Testamento en relación a la causa de la maldad, el pecado, y el sufrimiento, encontramos numerosos relatos donde el sujeto de una oración – se dice – es la causa de un acontecimiento cuando en realidad la causa es otra cosa (otro sujeto). Ésta es la figura de dicción metonimia del sujeto en la cual se usa el sujeto en lugar de algo que pertenece al sujeto o se relaciona con él.

Una buena ilustración de cómo un sujeto se coloca por otro se encuentra al comparar los dos relatos bíblicos aparentemente contradictorios de la muerte del Rey Saúl. Recuerde que en el Antiguo Testamento, como hemos observado, Dios fue percibido como la causa última de las circunstancias tanto positivas como negativas como soberano, en el sentido de que Él controlaba todo lo que ocurría. En 1 Samuel 31:4 y 5, la Palabra de Dios manifiesta que Saúl murió suicidándose, cayendo sobre su espada. No obstante, 1 Crónicas 10:14 dice que “…el SEÑOR le quitó la vida…” por desobedecer la Palabra de Dios y por consultar a una adivina (espíritu familiar).

¿Cómo compaginar estas declaraciones aparentemente contradictorias? Lo hacemos reconociendo que la última declaración es la figura de dicción metonimia del sujeto. El sujeto real, Saúl (como se indica en 1 Samuel 31) es cambiado por otro sujeto, Dios, con quien está en una clara relación. La relación entre Saúl y Dios es que fue Dios que le dio a Saúl Sus mandamientos y Saúl los desobedeció. Así, Dios, en un sentido, puede decirse es la “causa” de la muerte de Saúl. Quebrantando las leyes de Dios, Saúl se quebrantó a sí mismo en contra de Él.

Por su propia decisión, Saúl se separó él mismo de Dios y de Sus bendiciones y, por consiguiente, afrontó las consecuencias de sus acciones sin la ayuda de la gracia y la misericordia de Dios. Por su propio pecado, Saúl se encontró en una situación inconsolable y se mató. Unicamente, en el sentido que la Palabra de Dios fue el “objeto inamovible”, en contra de la cuál Saúl se rebeló, podría decirse que Dios “le quitó la vida” Para concluir este artículo, veremos por qué usó Dios este lenguaje figurativo en el Antiguo Testamento.

Tal como existe una relación entre Saúl y Dios, de manera que “Saúl” puede ser cambiado por “Dios” por metonimia del sujeto, semejante relación existe entre Satanás y Dios de manera tal que ellos pueden ser sustituidos por metonimia del sujeto. Esta relación entre Satanás y Dios y por qué “Satanás” es cambiado por “Dios” se aclara más tarde en Capítulo 5 de nuestro libro: Don’t Blame God! (No culpen a Dios).

En la mayoría de los casos, la habilidad de Dios para aliviar a las personas de los efectos del pecado es directamente proporcional a su obediencia a Él. Por ejemplo, Romanos 1:24 y 26 dice que Dios “entregó” a aquellos que le volvieron la espalda, de la misma forma que, Jesús entregó su vida, como un acto de voluntad (Juan 19:30). Hay situaciones en las cuales Dios llega a un punto en el cual Él sabe que es infructífero continuar tratando de convencer a la gente que ya no están dispuestas a cambiar su comportamiento. Dios les deja ir por el camino de la autodestrucción, para que aprendan por experiencia apartando Su gracia y Su misericordia, muy parecido a como el padre lo hizo en la parábola de Jesús acerca del hijo pródigo (Lucas 15:11–32).

¿Por qué a las personas “se les permiten” desobedecer? Porque Dios valora demasiado el libre albedrio del hombre. Si alguien está dispuesto a continuar en su desobediencia pecaminosa, él sufrirá las consecuencias de su indisposición por escuchar a Dios. Dios no está en el asunto de obtener a la fuerza obediencia la cual, luego, llega a ser significativamente mecánica. Él, sin embargo, honestamente si declara las consecuencias que resultan del pecado a fin de que todas las personas tengan una elección genuina. Sin elección, no puede haber libertad verdadera. El deseo de Dios es que Su pueblo sea liberado por el conocimiento, entendimiento, y sabiduría, de tal manera, que puedan tomar decisiones advertidas. Él es fundamentalmente un educador no un marionetista autocrático.

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